6 de julio de 2011

El misterio del cuarto amarillo



1.  EL AUTOR


Gastón Louis Alfred Leroux (París, 6 de mayo de 1868 – Niza, 15 de abril de 1927), escritor francés de principios del siglo XX, que ganó gran fama en su tiempo gracias a sus novelas de aventuras y policiacas tales como El fantasma de la ópera (Le Fantôme de l'opéra, 1910), El misterio del cuarto amarillo (Mystère de la chambre jaune, 1907) y su secuela El Perfume de la Dama de Negro (Le parfum de la Dame en noir, 1908)Trabajó en los periódicos L'Écho de Paris y Le Matin. Viajó como reportero por Suecia, Finlandia, Inglaterra, Egipto, Corea, Marruecos. En Rusia cubrió las primeras etapas de la revolución bolchevique. Aparte de su trabajo como periodista, tuvo tiempo para escribir más de cuarenta novelas que fueron publicadas como cuentos por entregas en periódicos de París.

Gastón Leroux fue a la escuela en Normandía, estudió derecho en París y se graduó en 1889. En 1890 él comenzó a trabajar en el diario L'Écho, de París, como crítico de teatro y reportero. Se volvió famoso por un reportaje que hizo, en el cual se hizo pasar por un antropólogo que estudiaba las cárceles de París para poder entrar a la celda de un convicto que, según Gastón, había sido condenado injustamente. Luego, pasó a trabajar para Le Matin, como reportero.

Su hija fue la actriz Madeleine Aile. Leroux murió a sus 57 años, a causa de una complicación después de una cirugía, la cual hizo que se infectara su tracto urinario, y sus restos descansan en el Château du cimetière, en Niza, Francia.



2. EL MISTERIO DEL CUARTO AMARILLO
En el más puro estilo de la novela negra de intriga “el misterio del cuarto amarillo” de Gaston Leroux atrapa al lector en la primera pagina y no lo suelta hasta el final en el que queda resuelto este misterioso caso de asesinato ocurrido en una habitación cerrada a cal y canto. El merito de esta novela está en provocar que el lector adquiera la curiosidad para ir siguiendo cada una de las observaciones y deducciones del investigador de nombre Rouletabille. Se trata de ir atando cabos para ir tirando del hilo que al final traiga la solución del caso.
Si te dejas atrapar por este misterio no pararás hasta verlo resuelto.
Aquí un intrigante fragmento para animar a su lectura:
"En la sala se movieron sillas, hubo ligeros empujones, ¡shh! enérgicos. La curiosidad había llegado al colmo.
-Pero -dijo el presidente-, me parece, según su hipótesis, señor Rouletabille, que el misterio del Cuarto Amarillo está completamente explicado. Y el propio Frédéric Larsan fue quien nos lo explicó al contentarse con engañarnos respecto del personaje, poniendo al señor Robert Darzac en su propio lugar. Es evidente que la puerta del Cuarto Amarillo se abrió cuando el señor Stangerson estaba solo y que el profesor dejó pasar al hombre que salía del cuarto de su hija sin detenerlo, tal vez incluso por pedido de su hija, para evitar un escándalo...
-No, señor presidente -protestó con energía el joven-. Olvida usted que la señorita Stangerson, medio muerta, no podía pedir nada, que no podía volver a cerrar la puerta con llave ni echar el cerrojo... Olvida también que el señor Stangerson juró, por su hija agonizante, que la puerta no se abrió."

El fantasma de Canterville


1.  EL AUTOR
Oscar Wilde (1854-1900) es más popular por su vida que por su obra; sobresaliente por su cultura y por su inteligencia ya que desde sus años universitarios, decidió hacer de su existencia una "forma estética", moviéndose en la órbita del pensamiento más avanzado de su época.

Sus primera obras, la mayor parte de ellas carentes de interés, intentaron esa búsqueda de la Belleza que ya propugnaran otros autores contemporáneos; pero su fama se consagró cuando, a partir de la publicación de El retrato de Dorian Gray en 1890, Wilde optó por la defensa de su ideal decadentista basado en el paganismo, el sensualismo y la irreligiosidad. Wilde cosechó un enorme éxito con sus obras de teatro (La importancia de llamarse Ernesto, El abanico de Lady Windermere, Un marido ideal...).

La puritana sociedad inglesa no le perdonó que propagase sus ideales y, por ello, cuando Wilde no pudo negar por más tiempo su condición homosexual, se cebó con él confinándolo durante tres años en la cárcel, experiencia que le inspiró su última composición, La balada de la cárcel de Reading (1897).


2. EL FANTASMA DE CANTERVILLE
Este cuento se inicia como una sátira de la cultura utilitarista de los norteamericanos que contrasta cómicamente con los hábitos y creencias de la aristocracia inglesa. Aunque el fantasma se jacta de haber representado a múltiples personajes temibles a lo largo de los siglos, la realidad es que no consigue asustar ni impresionar a ningún miembro de la familia Otis, los norteamericanos, nuevos dueños del castillo de los Canterville en el que habita el fantasma.

El talante del cuento es, así, benévolamente jocoso, ya que Wilde no desprecia abiertamente a los norteamericanos, sino que se limita a satirizar y contrastar su cultura con la de la aristocracia británica, a la que también satiriza. El relato de Wilde deriva, como casi todos los suyos, hacia el sentimentalismo cuando Virginia, la hija de los Otis, se apiada del fantasma y lo ayuda a morir, es decir, a alcanzar el tan anhelado descanso.

El autor se burla también de la novela gótica (género literario muy popular en Inglaterra durante el siglo XIX, en el que abundan los fantasmas, los castillos, las escenas de terror y las amas de llaves amenazadoras), y se burla también de los excesos del romanticismo.

La aportación más interesante de Wilde es el giro cómico que da a la trama, y la más inesperada, el tono sentimental con que concluye. Es un final, por otra parte, muy característico de los cuentos de Wilde, pues no sólo identifica al artista con el fantasma, sino que lo proyecta como víctima incomprendida de todos menos de Virginia, a quien el fantasma transmite el mayor de los secretos, inaccesible a los demás: "Me hizo entender la Vida y el sentido de la Muerte, y por qué el Amor es más fuerte que una y que otra".
[Material extraído de la Historia de la Literatura Universal, volumen 7, de E. Iañez, editorial Tesys-Bosch y de la magnífica introducción de Aránzazu Usandizaga, en la edición de El fantasma de Canterville de la editorial Vicens Vives]